La Feria de las Flores también se vive con el estilo de antaño en el Salón Málaga. Este lugar icónico, en el centro de Medellín, está repleto de tesoros para melómanos y coleccionistas, y, además, conserva la música que escuchaba la ciudad en 1957.
Hay un bar donde no pasa el tiempo, en la carrera Bolívar, entre Amador y la calle 46, en pleno centro de Medellín. No es vejez la que llena el Salón Málaga, es la nostalgia del tiempo estancado en la música que escuchó la ciudad en los 50. Las paredes guardan en fotografías la memoria de los tranvías y las mulas en las calles. Siete rocolas traen épocas pasadas de los 7.000 discos originales de 78 revoluciones por minuto que atesora Gustavo Arteaga, propietario del lugar.
«Aquí encuentra usted títulos diversos de Valente y Cáceres, Juan Pulido, Los Cuyos, el Conjunto América, Leo Marini, Carlos Gardel y otros», cuenta César Arteaga, el administrador, hijo de don Gustavo. En el Málaga suenan óperas, bambucos, zarzuelas, habaneras, boleros, criollas, gaitas, porros, valses, tangos y hasta villancicos. Lo que allí se escucha es la música argentina y ecuatoriana, y de los Andes colombianos; canciones de todos los bares de Medellín en la primera mitad del siglo XX.
Gustavo Arteaga, el auténtico coleccionista
La música mantiene amarrado a otro tiempo a don Gustavo Arteaga. Las melodías que llenaban su casa, en el pueblo de Caramanta, Antioquia, separada de un bar apenas por un cartón, se quedaron en sus recuerdos. El Salón Málaga, que fundó en Medellín, en 1957, es un reflejo de esos sonidos de su infancia y de su juventud.
El Salón Málaga es un auténtico santuario para quienes coleccionan la música popular de mediados del siglo pasado. Y su propietario es un verdadero referente en la materia de los tesoros grabados. La firma CBS le otorgó un Disco de Oro en 1968, como ganador de un concurso de coleccionistas.
«No solo se trata de la calidad y el estado de conservación, también de los discos en sí, las joyas musicales que se puedan tener. Hay discos que son muy escasos», explica su hijo César.
La tecnología para el prensado de los discos de 78 RPM llegó a Colombia en los 50, años después que en Argentina, Brasil o México. Gran parte de la música que se escuchaba en el país eran copias en 78 RPM y, ante la escasez de materias primas, se molían los discos más antiguos para prensar nuevos.

La Feria se vive en el Salón Málaga
La Feria de las Flores también vive en el ambiente del Málaga, con sabor a recuerdos. Este sitio emblemático para los melómanos recibió la feria con una semana en la que predominaron los boleros de antaño.
El viernes 5 de agosto fue una tarde crossover y el sábado 6 sonaron los tangos, planes que se repetirán este fin de semana. El domingo se llenó la pista para el baile con la orquesta de Michel Urdaneta. Y aunque están agotadas las reservas para la Viejoteca bailable de remate de la feria, el domingo 14, todavía hay oportunidad para disfrutar el encuentro de melómanos y coleccionistas, el lunes 15 de agosto, a las 9:00 de la mañana.
«Cada evento que se hace en el Salón Málaga va encaminado a esa recuperación de la memoria, a generar encuentro entre generaciones», cuenta César. «Aquí conversa el nieto con el abuelo y el papá con el hijo. En ese compartir se generan nuevos públicos, porque cuando les faltan esos seres queridos, vienen a reencontrarse con ellos aquí», agrega.