Este sábado, desde las 10 a. m., será el tradicional ciclopaseo La Feria al Ritmo de las Bicis. Diader Tejada, buscará ser, una vez más, uno de los protagonistas del evento; algo que ya ha conseguido tres veces, cuando se ha quedado con el premio al mejor personaje recreado en el desfile.
Como apasionado de las bicicletas, Diader Tejada, profesional en deportes y artista plástico, vivirá este sábado la cita que más le atrae en la programación de la Feria de las Flores.
Al llegar a Carabobo Norte para integrarse a la caravana de La Feria al Ritmo de las Bicis, no se limitará a ser él mismo. Como lo ha hecho en los últimos años, ese día pondrá todo su empeño y arte en encarnar un personaje reconocido.
En 2021, Tejada encarnó a un demonio chino, al que nombró Covito como catarsis frente a la pandemia y el virus que la causó. Su creación le valió para alcanzar el primer puesto de la categoría de personajes.
Así, Diader le sumó a la alegría de compartir esa fiesta con otros amantes de las ciclas, la dicha de recibir valiosos tesoros. Una bici plegable, un poderoso juego de luces, alforjas y otros accesorios fueron el merecido incentivo a su creatividad y trabajo.

Personajes que se destacan
Diader es todo un especialista para presentar sus creaciones sobre ruedas. En ediciones anteriores del desfile ha encarnado al Quijote de la Mancha, al Sombrerero de Alicia en el país de las maravillas y a Willy Wonka.
Con los dos primeros, alcanzó la mayor distinción en la categoría de personaje histórico, y el subtítulo con el fabricante de chocolates. Sus representaciones lo han hecho casi imprescindible en el desfile, además de dejarle dotación para sus días de viajero sobre dos ruedas.
Para el circuito de este 6 de agosto, Diader lleva varios días de preparación para sorprender a los espectadores del desfile, que pasará por los barrios de Aranjuez, Moravia, Castilla y El Chagualo.
Por eso, prefirió no adelantar ninguna información sobre el personaje que recreará en esta ocasión. “Solo voy a dar una pista: Lo haré sin una sola gota de ron”, anunció en nuestro diálogo, como ofreciendo un acertijo sobre la identidad que adoptará.

Cadenas que liberan
El desfile en el que las bicis le marcan el ritmo a la Feria, es la oportunidad de transmitir un mensaje a la sociedad. Ante el ingobernable tráfico que atasca la ciudad, los participantes le muestran al público una forma más sana de transportarse.
Moverse en bici es un pacto con el medio ambiente y una posibilidad de ejercitar el cuerpo y salir del sedentarismo. Pedalear es también un sinónimo de libertad y espíritu de vida y así lo hace saber Diader Tejada: “Las cadenas de la bici son las únicas que son capaces de emancipar”, afirma.
Diader tiene todo un álbum de postales como ejemplos de esa visión de la bici en su vida. Sus rutas fueron trascendiendo y comenzaron a llevarlo mucho más lejos que a su trabajo o a sus clases. Con alforjas, herramientas y utensilios de cocina fue recorriendo caminos entre los pueblos de Antioquia, en compañía de buenos amigos.
La experiencia de viajar en bici se le hizo adictiva y entonces sus pedalazos lo llevaron a recorrer casi todo el país por etapas. Sobre dos ruedas y sin motor, ha recorrido el Eje Cafetero, el Valle del Cauca, Huila, Nariño, Putumayo, el Urabá chocoano, el litoral Caribe, Bogotá y Boyacá. Pero su campaña ciclística más épica estuvo marcada por los pasos fronterizos hasta casi dar la vuelta completa a Suramérica.
Embarcó su bicicleta en un avión hacia Argentina y, apenas aterrizó en Ezeiza, puso las ruedas sobre la carretera y empezó a mover sus bielas. Lo hizo para dirigirse a un torneo de ultimate, deporte del que es jugador de alta competencia, además de entrenador y formador de nuevos talentos. Después del certamen, Diader fue enlazando rutas para recorrer a pedalazos prácticamente la totalidad del país del tango.
Un quijote por Suramérica
Las ruedas de su cicla pasaron también por Chile y Perú, donde asistió al Foro Mundial de la Bici. Sus piernas infatigables lo llevaron también a rodar por Brasil, Bolivia y Paraguay, en su vuelta por Suramérica.
Con decenas de invitaciones pendientes en el camino, esos miles de kilómetros fueron casi un deber ético para este quijote de las bielas. Diader contrajo esas ‘deudas’ como anfitrión de múltiples viajeros que llegaron a Medellín pedaleando desde otras ciudades de Colombia y del continente. “Yo empecé a ahorrar monedas para ese viaje cada vez que alguien que llegó a mi casa en su cicla me dijo que esperaría mi visita en su ciudad”, explica.
Con la hospitalidad típica del paisa, Diader se encargó de que cualquier ‘biciturista’ que llegara a Medellín, tuviera alimentación y una cama para aliviar su cansancio.
Al abrir las puertas de su casa, terminó por abrirse fronteras y corazones para ir en bici por el mundo. “Después de volver de ese viaje, tengo mamás en toda Argentina y en muchos lugares de Suramérica”, detalla Tejada en su relato. “Ahora, en cada camino nuevo, están pendientes de lo que pueda pasarme o me haga falta, y sé que si las necesito, estarán ahí”, asegura.
Una aventura que encuentra cómplices
Diader piensa que esta solidaridad es una recompensa natural que recibe el viajero en bicicleta, ante la dificultad del reto que emprende. “Yo invitaría a las personas a hacer turismo en bicicleta, porque es algo que te pone en un nivel superior ante la gente donde llegas”, señala.
Explica que frente a otras posibilidades de viajes alternativos, el ‘biciviajero’ tiene un estatus más alto. “La gente se asombra de tu esfuerzo, de tu libertad, y te abren las puertas. Se vuelven como cómplices de tu aventura”, cuenta.
Al caer la tarde, Diader apuró la despedida para completar la preparación de su indumentaria y la caracterización de su bici para el desfile. El diálogo con él se cerró refiriéndose a los miedos y dificultades que suelen impedirles a las personas moverse en bici a diario.
Hablamos del clima, del riesgo de accidentes y de la inseguridad. “Los accidentes y la inseguridad son un asunto que depende más del azar, eso no se controla. A mí no me robaron la bici en todos los países que recorrí y luego, en cambio, eso me sucedió prácticamente en mi propia casa”, cuenta.
En cambio, invita a los ciclistas a responsabilizarse de lo que sí pueden controlar. “Uno puede llevar un impermeable o una muda de ropa para cambiarse, yo lo hago así y me funciona siempre perfecto. Frente a los riesgos por acciones de otros actores viales, hay que ser previsivos y estar muy atentos. En muchos casos, los accidentes se presentan por imprudencia del propio ciclista o por desconocimiento de las normas. Uno puede evitar las vías más congestionadas, no hacer maniobras peligrosas y mantenerse enfocado en el manejo de la bici. El resto es enamorarse de la libertad que te da la cicla para todo y dejar que eso transforme tu vida. Yo no me canso de repetir que me parece increíble que las cadenas, que son las que hacen mover la bici, sean tan emancipadoras. Son las únicas cadenas que conozco que no atan, sino que, al contrario, generan tanta liberación”, concluye.
La Feria al Ritmo de las Bicis
El ciclopaseo La Feria al Ritmo de la Bici ha crecido notoriamente en participación desde su versión inicial. Cada año son más sorprendentes las caracterizaciones de personajes y las intervenciones a los caballitos de acero para presentarlos por las calles de la ciudad. En el desfile, además de la categoría de personaje, se premian las temáticas: Ecológica, Al trabajo en bici y Decoración tradicional (alusiva a la antioqueñidad y a la Feria).
Este año, el recorrido partirá del Parque Explora, a las 10:00 a. m. Los participantes recorrerán los barrios Aranjuez, Moravia, Castilla y El Chagualo, entre otros.
Para ello, pedalearán por el puente de la Madre Laura, la carrera 65, la autopista norte y las avenidas Oriental y del Ferrocarril. Además, podrán integrarse a esta fiesta quienes quieran presenciar el desfile. La caravana multicolor de los caballitos de acero y sus jinetes, resulta un llamativo espectáculo para todos.
