Por Dafna Vásquez
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El 15.° Festival Nacional de la Trova Ciudad de Medellín tendrá sus eliminatorias el 2 y el 3 de agosto en el Parque de los Deseos, mientras que la gran final será el 9 en la Plaza Gardel. Además, el 10 se llevará acabo el mundial. Conozca a algunos de los vecinos han tenido la corona y esperan volver participar.
La trova fue declarada patrimonio artístico, social y cultural de Medellín en 2002 y es por eso que cada año se realiza el festival que le hace homenaje. En 2018 asistieron 3.500 personas por día.
Juan José tiene la corona
Era apenas un adolescente cuando, sin que nadie se diera cuenta, se encerraba en el baño a trovar. Esa habilidad la heredó de Raúl Mario, más conocido como Chispeta, su padre. Su admiración por él se conjugó con la timidez y la vergüenza de no dar la talla, por eso lo hacía a escondidas.
Sin embargo, en 2013, este envigadeño manifestó sus ganas de coronarse como el mejor, pero tenía claro que para lograrlo debía prepararse, leer y escribir mucho; “hubo unas vacaciones en las que llegué a leerme más de 45 libros, tenía que nutrir el cerebro para tener repertorio, tomé apuntes y empecé a trovar”.
Recibió clases en Cortrova y participó en un certamen y, a pesar de que lo eliminaron en la ronda inicial, esa experiencia le sirvió para vencer su temor al público. Luego de eso se presentó a la edición 12 Festival Nacional de la Trova Ciudad de Medellín y llegó hasta a la segunda ronda de la semifinal. Un año después, en el 2017, logró estar entre los finalistas y el 2018 se coronó como rey nacional de la trova. Para esta ocasión no va a participar, pues dice que se va tomar un pequeño descanso para en 2020 arrancar con toda.
Kevin, el Palomo de las coplas
Por rimar con el pecho inflado Kevin Montoya Jiménez se ganó el apodo de Palomo. En 2007, por pura casualidad, empezó su camino en el mundo de la trova. No tenía ni idea de qué se trataba, pero esa “actividad de fin de semana” lo enganchó, sobre todo porque empezó a desarrollar “esa capacidad de sacar ideas de un momento a otro y expresarlas en 4 versos”. Al principio, asegura, su desempeño en los concursos era regular, pero luego de mucho esfuerzo y disciplina, en 2011, consiguió el título de rey juvenil.
A partir de esa experiencia los trofeos comenzaron a llegar, y cuando no, era porque ocupaba el segundo o el tercer puesto. Gracias a eso adquirió un buen nombre entre sus colegas y “hasta el momento estar en la trova ha sido sensacional, a ella se lo debo todo”.
Con 21 años de edad este vecino de El Poblado también está iniciando su carrera como cantante de música popular. Hace 3 meses lanzó su primer sencillo, Picaflor, y por ahora está enfocado dar a conocer esa faceta, sin embargo piensa que “la trova es mi raíz, y no la dejaría nunca”.
Adentro y fuera del escenario Mateo es Dinamita
Que a Mateo Jiménez le digan Dinamita no es gratuito, pues este joven de 25 años de edad es una mezcla explosiva de ingenio, energía y buen sentido del humor. Sin embargo, confiesa, ese mote se lo puso él antes de que sus compañeros lo apodaran Bufanda. “Estaba agripado y, como no tenía nombre artístico me iban poner así, entonces les dije que me nombraran Dinamita, porque fue la primera palabra que se me vino a la cabeza”.
En 2006, gracias a las clases de Español en el Colegio Calasanz, este vecino de Laureles conoció el repentismo. Le pareció divertido crear en el momento y se engomó. Además, vio en ese arte una gran oportunidad. Empezó su carrera en unos talleres de la Alcaldía y se ganó 2 concursos infantiles.
Participó 7 veces consecutivas en el Festival Nacional de la Trova Ciudad de Medellín, ocupó siempre los primeros puestos, pero solo hasta 2013 se coronó rey nacional. Este año va a participar en El Rey de Reyes. Actualmente este politólogo es el presentador de La Fonda de El Trovador, del canal Teleantioquia; pertenece a la Corporación Trovemos y está a cargo de varias escuelas de la trova.
Bolívar conquistó al público con sus rimas
La primera vez que Frank de Jesús Bolívar escuchó una trova fue en la radio. Le pareció un “arte tan bonito y tan dificultoso” que empezó a contar los versos para tratar de hacer los propios. En ese entonces era mayor de edad y alternaba el trabajo con las coplas. Cualquier sala, baño o comedor eran su escenario.
Al principio, dice, hacía trovas sin sentido, pero con la práctica se afinó y se animó a participar en Los Jueves del Trovador, para irle perdiendo miedo al público. “Las 2 primeras veces me fue como a perros en misa y después empecé a figurar, no pasaba del primer o segundo puesto”. Su primer concurso grande fue el Festival de la Trova Dobletiada y tuvo tan buen desempeño que ese fue un trampolín.
De ahí en adelante se dedicó de lleno a la trova y llegó a acumular más 162 reconocimientos entre placas, trofeos y medallas. En Manizales, Bogotá, Cartagena y Pereira se coronó como rey, aunque asegura que ya perdió la cuenta. En el Festival Nacional de la Trova Ciudad de Medellín este vecino de Belén ha sido finalista en 2 oportunidades. El 19 de julio, en el Parque Comercial El Tesoro, tiene la clasificatoria para esta edición.
Fotos Archivo, Cortesía y Camilo Suárez