Durante las últimas ocho versiones del Festival Infantil de la Trova Ciudad de Medellín, en el podio ha existido una constante: siete reyes y un virrey han sido marinillos, formados en la escuela de trova de ese municipio.
Bryand León llegó a la trova por casualidad. Cuando tenía 7 años, una profesora le pidió que inventara una copla para un homenaje a la bandera y le quedó gustando. Días después, vio un aviso que publicitaba la escuela de trova y decidió inscribirse. Ahora, a sus 20 años, ha sido rey infantil de la trova en varias ocasiones y es docente en la escuela que lo formó.
Pero León, quien se apoda La Fiera en referencia a su apellido, no está solo en esta pasión. Desde hace unos años lo acompañan Pulgarcito y Amenaza, o mejor dicho, Emmanuel y Samuel, de 16 y 13 años respectivamente, sus dos hermanos menores que, de tanto verlo trovar, decidieron continuar con la tradición.
“Las clases eran todos los domingos y yo le decía a Emmanuel que fuera y le quedó gustando. Samuel es nuestro mayor crítico, siempre nos ha escuchado desde pequeño y desde hace poco comenzó a trovar y se va puliendo con nosotros cada día más”, cuenta Bryand.

Los hijos de Marinilla
Ellos son sólo algunos de los exponentes infantiles del repentismo del municipio, pues en Marinilla, una población ubicada en el Oriente antioqueño, a 40 minutos de Medellín, la trova ha permanecido vigente durante mucho tiempo y ha dejado nombres reconocidos en todo el país.
En los 90, Germán Carvajal ‘Minisicuí’ y Saulo García ‘Gelatina’ formaron el popular grupo Los Marinillos. Y a este panteón también se suman Crispeta, Cocoliso, Cirirí, Gallinazo y Neruda, quienes han sido coronados reyes de la trova en diversos festivales regionales y nacionales.
Edwin Alzate, conocido como Neruda, es trovador desde hace 24 años y docente de repentismo desde hace 11. Él es el actual director de la escuela de trova donde se han formado los reyes, reinas y virreyes infantiles de los últimos ocho Festivales de la Trova Ciudad de Medellín.
“Marinilla es una tierra cultural, es cuna de trovadores y aunque la trova no nació aquí, los marinillos fueron los que le dieron el boom, los primeros que fueron a canales nacionales y nos dieron a conocer. Yo he tenido la oportunidad de ir a Cuba, Chile y México a aprender de enseñanza de trova y me ha servido mucho porque junté las teorías de ellos con las de nosotros. Por eso, considero que Marinilla es un estandarte gracias a la escuela. Una de las más grandes e importantes del país”, expresa Alzate.

La trova no es solo rimar
Para Edwin, la clave del éxito ha sido, justamente, la existencia de un centro de formación, pues los trovadores de ahora no son iguales a los que comenzaron a competir en los años 70. Ahora, antes de improvisar versos, los niños aprenden sobre gramática, ortografía, literatura, cultura general y hasta actuación, lo que hace de su trabajo un arte cada vez más refinado.
Jerónimo Aristizábal Marín El Cóndor actual rey infantil de la trova, elabora, “La trova es como un teatro en el que fuera de la tarima soy Jerónimo, pero encima soy El Cóndor, una persona totalmente diferente y puedo crear historias tristes, de amor o de pelea, y eso le gusta mucho a la gente. Les muestra que la edad no es impedimento para aprender”.
Nombres como El Cóndor de Oriente, El Paisita y Alondra ya hacen parte de la lista de oro de la trova antioqueña, y detrás de ellos, se siguen preparando una docena de niños, niñas y jóvenes que seguirán cantándole al folclor heredado de sus abuelos, pero aplicando ese toque moderno y atrayente que perpetuará la tradición por muchos años más
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