Historia de amor entre flores

En 1957 fue el primer Desfile de Silleteros. Años más tarde, en la plaza de Cisneros, dos jóvenes se encontraron vendiendo flores para vivir una historia de amor entre silletas.

Dorigo Zapata era uno de los hijos del medio de Natalio Zapata y Ana María Alzate. Sus padres fueron fundadores del desfile de silletas en Santa Elena. Gran admirador de su padre, Zapata seguía los pasos de él. En todo oficio que desempeñara, ahí estaba él para asistirlo. Así fue aprendiendo de agricultura, floricultura, carpintería y construcción.

Edelmira Grisales se enamoró de Dorigo cuando tenía 13 años. El puesto de flores de su madre estaba al lado del puesto del padre de Zapata. No podía enamorarse de él porque sus papás no se lo permitían, estaba muy joven para estar enamorada de un chico de 15 años.

Dorigo disfrutaba acompañar a su padre a la plaza de Cisneros. Desde pequeño veía a Edelmira en diferentes espacios y, a sus 15 años, empezó a verla los sábados vendiendo flores.

Cada ocho días sin falta, él se inventaba una excusa para poder sorprender a la joven con algún detalle. Con uvas, manzanas, flores, mataditas de ojos, y una sonrisa en cada encuentro, este hombre logró conquistar el corazón de Edelmira.

amor entre silletas
Dorigo y Edelmira en la entrada del museo que tienen en su finca Herencia de Silleteros. Foto: Esneyder Gutiérrez Cardona.

¿Cómo empezó el romance?

Edelmira era la hija mayor de Rosa Ángela Sánchez y Manuel Salvador Grisales. Siempre estuvo trabajando con su familia en la floricultura, cultivando y llevando las flores cada ocho días a venderlas. A sus 13 años empezó a sentir atracción por el joven del puesto del lado. Su amabilidad y los gestos de amor que tenía con ella, hicieron que pensara que era el amor de su vida.

Dorigo también sintió que Edelmira sería ese amor. Y tuvo que ocultarlo delante de los ojos de los papás de ambos. Cuatro años más tarde de haberla empezado a cortejar le pidió la mano para casarse.

Edelmira dijo: «Sí, quiero casarme para siempre con Dorigo» dos semanas después de haber cumplido quince años. Hoy, la familia Zapata Grisales está conformada por los dos padres, 6 hijos, 15 nietos y 4 bisnietos.

El matrimonio

Después de casados, tuvieron que vivir en la casa de los papás de ella. En ese tiempo, Dorigo tuvo que trabajar en varias cosas. Era agricultor, floricultor y trabajaba el jornal en algunas fincas de Santa Elena. Dice que toda la vida le gustó trabajar y su meta fue construir un hogar para su familia, por eso no le importaba qué trabajo fuera.

Junto a su esposa criaron gallinas, hicieron arepas y quesitos, cultivaron flores y comida para vender en Medellín. Hicieron todo lo que estuvo a su alcance para conseguir lo que ahora es su orgullo: una casa en el campo y una familia unida y feliz.

Ambos fueron educados en el trabajo, y con el esfuerzo de los dos, lograron darle educación a todos sus hijos. Ahora ellos, además de trabajar en sus profesiones, están siempre pendientes de las labores de la finca y de sus raíces silleteras.

Ella tiene 71 años y él tiene 75. Han ganado 48 premios juntos en el Desfile de Silleteros y tres han sido absolutos. Nunca han dejado de representar su cultura en cada Feria de Flores y, junto a su familia, trabajan una finca que se convirtió en su mayor orgullo.

Pared donde están exhibidos los 48 premios que han ganado en el desfile de silleteros de la Feria de Flores. Foto: Esneyder Gutiérrez Cardona.

Finca Herencia Silletera es el resultado de muchos años de trabajo de estos dos silleteros. En ella se honra la memoria de los padres de los enamorados. Tiene un espacio que funciona como museo en el que están los objetos más preciados de toda la familia. Por ejemplo, la silleta que hizo hace 90 años Natalio Zapata, el padre de Dorigo. También los premios y las fotos de los lugares en los que han hecho presencia como familia.

Esta finca está abierta al público todo el año. En ella se puede vivir una experiencia silletera, escuchar las grandes historias que tienen Dorigo y Edelmira y apreciar, en medio de flores, los recuerdos que construyeron este amor entre silleteros.

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